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Pema Chödron: rendirse ante la adversidad como una forma de persistir

Actualizado: 22 jul 2022

Pema Chödron, en uno de sus libros titulado Cuando todo se derrumba, explica cómo la incomodidad puede ser una gran oportunidad. De hecho, aunque parezca siempre una mala noticia, para los practicantes del camino o “guerreros espirituales” —como llama a la gente que busca conocer la verdad— todos los sentimientos catalogados como negativos, como la decepción, la ira, la envidia, el resentimiento o el miedo, ¡son una fantástica noticia! Según Chödron estos momentos son en realidad un foco de gran claridad, ya que señalan dónde nos estamos aferrando.


De hecho, uno de los momentos más decisivos de su vida, tal y como lo explica ella en el artículo “How to Move Forward Once You've Hit Bottom”, fue cuando tocó fondo y fue a buscar el consejo de Chögyam Trungpa Rinpoche, que más tarde se convertiría en su maestro principal.


La entrevista estaba a punto de terminarse cuando Pema se sinceró y dijo: “Mi vida ha terminado. He tocado fondo. No sé qué hacer. Por favor, ayúdame”. Y ante este ruego, Trungpa respondió con una metáfora: “Bueno, es como caminar por el océano y que una gran ola llegue y te tire. Entonces te encuentras tirada en el fondo con arena en tu nariz y en tu boca. Estás ahí tirada y tienes una opción. Puedes quedarte ahí o puedes pararte y seguir caminando fuera del mar”.


Las oleadas seguirán viniendo, pero el cultivo de la valentía y el sentido del humor son cruciales para encararlas. Éste es un buen consejo para la vida, dice la maestra budista. “No es que las oleadas dejen de llegar, es porque te has entrenado para mantener la vulnerabilidad en tu corazón que las oleadas simplemente parecen volverse más y más pequeñas y ya no te tumban. "Perder mejor". Perder mejor, fallar mejor, está ligado a la habilidad de mantener la crudeza de la vulnerabilidad en el corazón.


Esta forma de acoger la incomodidad y el sufrimiento es fructífera, ya que, partimos de la certeza de que no podemos ahorrarnos:


El camino espiritual no consiste en intentar llegar al cielo y finalmente acceder a un sitio magnífico. De hecho, esta forma de mirar las cosas es lo que nos hace ser desgraciados. Pensar que podemos encontrar placeres duraderos y evitar el dolor es lo que el budismo llama samsara, un ciclo sin salida que da vueltas y vueltas interminablemente y nos causa un gran sufrimiento. La primera de las nobles verdades de Buda señala que el sufrimiento es inevitable para los seres humanos mientras pensamos que las cosas son duraderas, que no se desintegran, que podemos contar con ellas para satisfacer nuestra necesidad de seguridad. Desde este punto de vista, la única vez que podemos estar plenamente seguros de lo que está aconteciendo es cuando nos sacan la alfombra de debajo de los pies y no encontramos dónde aterrizar.


Así que, mientras tanto, ante la adversidad el mensaje que Chögyam Trungpa transmitió a Pema, fue el de aprender a fallar mejor y rendirse como una forma de persistir.

Recordamos a Samuel Becket en su obra Worstward Ho!, donde encontramos el famosísimo fragmento siguiente:


First the body. No. First the place. No. First both. Now either. Now the other. Sick of the either try the other. Sick of it back sick of the either. So on. Somehow on. Till sick of both. Throw up and go. Where neither. Till sick of there. Throw up and back. The body again. Where none. The place again. Where none. Try again. Fail again. Better again. Or better worse. Fail worse again. Still worse again. Till sick for good. Throw up for good. Go for good. Where neither for good. Good and all.


En ambos casos se trabaja con un sentimiento de fracaso, de hacer algo respecto a la absurdidad que se presenta, y esto es: rendirse y sostener la crudeza de la vulnerabilidad en vez de pelearse o negarla, y también significa adquirir una mirada que transforma el objeto de sufrimiento:


Fallar mejor significa que cuando estas cosas pasen en tu vida, se vuelven una fuente de crecimiento, una fuente para ir hacia adelante, una fuente de esa parte de la crudeza que realmente puedes comunicar de manera genuina con otras personas.

Pema Chödron explica que el motivo por el que las oleadas parecen cada vez menos significativas: depende totalmente de cómo nos las miremos, y si no nos encaramos con un escudo ya no harán de tope con nosotros, ya no serán una "bofetada en el rostro”, aunque “no es que el fracaso deje de hacer daño. Ocurrirán todo tipo de cosas que romperán tu corazón , pero puedes sostener el fracaso y la pérdida como parte de tu experiencia humana que conecta con otras personas.”



Bibliografía


Chödron, Pema (2010). Cuando todo se derrumba. Grupo Gaia: Madrid.






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