En algunas ocasiones subiremos textos de carĆ”cter poĆ©tico o literario escritos por los miembros de la comunidad. AquĆ uno, que ya tiene un par de aƱos:
DĆ³nde deben esconderse todos esos hombres y mujeres que han llegado a la verdad. A veces creo que estĆ”n observĆ”ndome por encima del periĆ³dico en un bar. Creo que ellos saben adĆ³nde me dirijo, si ha sido el pie izquierdo o el derecho el que ha asomado primero por la maƱana, si hoy lo ajeno me resulta extraƱo o semejo.
Como no sĆ© si ellos saben que yo sĆ© quiĆ©nes son, me gustarĆa levantarme de la silla, y con discreciĆ³n solemne me sentarĆa junto a ellos. Supongo que el otro fingirĆa cierta turbaciĆ³n. Pero entonces nos mirarĆamos a los ojos, y nos verĆamos de verdad, y el otro dejarĆa los papeles en la silla vacĆa.
Nos reconocerĆamos, pero no nos dirĆamos nada. Su mano descansarĆa sobre la mĆa, y ese serĆa todo el contacto que tendrĆamos. Ćl sabrĆa que yo sabĆa. Lo suficiente como para exigirle una respuesta.
CuĆ”ntos sois y desde hace cuĆ”nto. CuĆ”nto habĆ©is tardado, cuĆ”ntos rostros habĆ©is tenido que vestir. QuiĆ©n o quĆ© os engaĆ±Ć³ para que os comprometierais a un pacto imperecedero e ineludible. CuĆ”ndo os disteis cuenta de que ya nunca podrĆais abandonar. Si estĆ”is aquĆ, si lo habĆ©is logrado, Āæpor quĆ© y de quĆ© os escondĆ©is tras un mostrador, una cĆ”rcel, un prostĆbulo, un despacho, un pupitre, una cuna?
Porque yo quisiera que fuera mƔs fƔcil reencontrar, recordar, revivir. Que fuera sencillo, como en un cuento. Que el camino estuviera marcado con piedras, no con migas; que la moraleja permaneciera imperturbable en la memoria.
Entonces Ć©l se levantarĆa, pagarĆa su cafĆ© y saldrĆa por la puerta. Fuera lloverĆa, como hoy. Yo mirarĆa distraĆda el periĆ³dico que Ć©l habrĆa olvidado. El titular gritarĆa: "Pero si todo es excepcional".
PedirĆa un cafĆ©, y me dispondrĆa a leer las pĆ”ginas grises. De vez en cuando detendrĆa mi lectura. ObservarĆa, con aparente disimulo, a un muchacho que se habrĆa sentado en la mesa de enfrente.